Ni 18 ni 20 grados: la temperatura a la que debe estar tu casa para no pasar frío y no pagar un dineral en calefacción
Hay que buscar buscar el equilibrio perfecto entre la comodidad y el ahorro energético
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La llegada del invierno trae consigo el inevitable reto de mantener los hogares calientes, lo que implica un gasto significativo en la factura de calefacción. Por lo tanto, es fundamental buscar el equilibrio perfecto entre la comodidad y el ahorro energético. La mayoría de expertos recomiendan mantener el termostato entre 18 y 22 grados. Pero, ¿realmente es necesario alcanzar estas temperaturas, o hay una forma más efectiva para no pasar frío sin comprometer nuestro presupuesto?
La temperatura que debemos tener en casa no se basa únicamente en el confort térmico, sino que también afecta nuestro bienestar general. Cuando el ambiente es demasiado frío, nuestro cuerpo tiene que trabajar más para mantenerse caliente, lo que puede llevar a una sensación de fatiga. Por otro lado, un ambiente demasiado cálido puede afectar al sueño y la capacidad de concentración. Teniendo esto en cuenta, mantener una temperatura equilibrada puede contribuir a una mejor salud física y mental.
¿Cuál es la temperatura ideal en casa durante el invierno?
La preocupación por el cambio climático y el aumento de los precios de la energía hacen que sea más importante que nunca ser conscientes de nuestro consumo energético. En este contexto, mantener la calefacción a una temperatura adecuada es clave para pagar menos en la factura y, al mismo tiempo, disminuir la huella de carbono.
En la gran mayoría de hogares, la costumbre es mantener el termostato en un rango de 20 a 22 grados durante el día y de 18 a 20 grado durante la noche. Sin embargo, este enfoque puede no ser necesario ni sostenible, especialmente si se utiliza ropa adecuada y se aprovechan las horas de luz solar.
Asimismo, los estudios han demostrado que el cuerpo humano es capaz de adaptarse a diferentes temperaturas. Si se establece un rango de temperatura más bajo de forma gradual, el cuerpo se acostumbrará y aprenderá a regularse, lo que significa que puedes sentirte igualmente cómodo sin tener que poner la calefacción más alta.
Claves para maximizar la eficiencia energética
La ventilación es clave para mantener una buena temperatura en casa, incluso en invierno. A pesar de que en inviernos se tiende a cerrar puertas y ventanas para conservar el calor, esto puede ser contraproducente. Se recomienda ventilar a primera hora de la mañana, abriendo las ventanas de 5 a 10 minutos. Ventilar la casa ofrece múltiples ventajas, como mejorar la calidad del aire interior, reducir la acumulación de humedad y prevenir problemas de salud relacionados con alérgenos y contaminantes. Además, una buena ventilación puede optimizar la eficiencia energética del sistema de calefacción.
Las cortinas también desempeñan un papel importante en la eficiencia energética. Optar por cortinas gruesas o con propiedades aislantes puede ayudar a retener el calor en las habitaciones. Durante el día, es recomendable abrir las cortinas para aprovechar al máximo la luz solar y calentar los espacios naturalmente. Sin embargo, al caer la noche, conviene cerrar las cortinas para crear una barrera que evite la pérdida de calor.
Por otro lado, la calefacción zonificada es una estrategia muy eficaz. Este sistema permite calentar diferentes zonas de la casa de manera independiente, lo que significa que se puede ajustar la temperatura en función de las necesidades. Asimismo, instalar termostatos en cada zona y utilizar radiadores eléctricos independientes puede ser una excelente manera de maximizar la eficiencia energética.
Paneles de aluminio
Los paneles de aluminio instalados detrás de los radiadores son una solución muy efectiva para no pasar frío en invierno. Actúan como reflectores que dirigen el calor hacia el interior de la habitación, evitando que se pierda a través de las paredes. Esta optimización de la distribución del calor permite que los espacios se calienten de manera más rápida y eficiente.
La instalación es sencilla, ya que los paneles se pueden adaptar a cualquier tamaño de radiador y son fáciles de cortar. Además, son duraderos y resistentes al calor, lo que asegura su eficacia a largo plazo. Utilizar estos paneles no sólo proporciona un ambiente más cómodo, sino que también contribuye al ahorro energético, lo que se traduce en facturas de calefacción más bajas.
Burletes
Las corrientes de aire generadas por fugas en puertas y ventanas son una de las principales causas de pérdida de calor. Una solución sencilla y económica para este problema son los burletes, tiras adhesivas que se colocan alrededor de los marcos de puertas y ventanas. Estos sellan los espacios por donde puede entrar el aire frío y escapar el calor, lo que reduce la cantidad de energía necesaria para calentar el hogar.
Los burletes son fáciles de instalar y están disponibles en diversos materiales, como espuma, goma y silicona, lo que permite elegir la opción más adecuada. Entre sus beneficios destacan el ahorro energético, la mejora en la comodidad al eliminar las corrientes de aire frío, la reducción del ruido exterior y la facilidad de instalación, ya que no requieren herramientas especiales.